Domingo 13 de noviembre de 2011
En la tarde de domingo pasada por agua se dieron cita dos bandas, una que comienza su trayectoria y otra que se encuentra en medio de una despedida. MaYaN, aunque formada por músicos experimentados, es una agrupación joven en cuanto a su formación y su paso por Bogotá hizo parte de su primera gira Latinoamericana promocionando su primer álbum, Quarterpast; Mägo de Oz ya cuenta con más de dos décadas de trayectoria y esta, su quinta visita a nuestro país, marca el inicio de la que será su última gira en compañía del que ha sido su cantante durante 16 años, José Andrëa.
La unión de ambos conciertos, que originalmente iban a ocurrir por separado, fue bastante controversial y más de uno pegó el grito en el cielo con la noticia; sin embargo, ambas bandas cumplieron con el compromiso que tenían con sus fanáticos y sin problema compartieron el mismo escenario.
Puntuales, a las 6 de la tarde, las luces del Palacio de los Deportes se apagaron y una envolvente introducción musical marcó la salida al escenario de los seis integrantes de MaYaN junto con sus tres cantantes de apoyo, Henning Basse, Laura Macrì y Simone Simmons. El rugido ensordecedor con que el público les dio la bienvenida encontró su pronta respuesta en la inmediata ejecución de Symphony of Agression; desde este primer momento el sonido de la banda fue impecable y la coordinación de los nueve músicos en escena perfecta.
Inmediatamente sigue Celibate Aphrodite, que confirmó que la emoción que causaron en el heterogéneo público que los escuchaba sería permanente. Un breve saludo de Mark Jansen, “Bogotá, are you ready?!” y dejan caer sobre la audiencia Mainstay of Society seguida de una breve pausa proporcionada por Quarterpast. Quienes dijeron que el público de MaYaN era escaso y que Mägo sería el plato principal de la noche debieron retractarse cuando el público empezó a gritar el nombre de la banda, ante lo cual los miembros de la banda se detuvieron un momento para expresar su agradecimiento, “Muchas gracias, en verdad no esperábamos esta bienvenida”, dijo Jansen antes de que los acordes iniciales de Course of Life inundaran el Palacio.
Seguido, Jansen presentó Incentive, de Epica, la banda en la que también participan el baterista Ariën Van Weesenbeek y el guitarrista Isaac Delahaye. La calma y la admiración cubrieron el recinto momentáneamente mientras “the italian beauty Laura Macrì” interpretaba sola en el escenario el tema lírico Essenza di Te. Regresaron los demás miembros de la banda, menos Jansen, y Basse tomando la vocería anunció que interpretarían una canción de una banda que tal vez le gustara al público, acto seguido extiende una camiseta de Iron Maiden y retumbó el conocido intro de The Number of The Beast, que para sorpresa del público terminó convirtiéndose en la combinación de tres canciones más de la banda inglesa: The Trooper, Fear of The Dark, canción en la que se les unió Nelson Rodríguez vocalista de la banda bogotana Introspeccion, y Run To The Hills.
La emoción que los covers despertaron en el público se mantuvo cuando MaYaN continuó con una de las suyas, Bite The Bullet. The Savage Massacre llegó con el anuncio de que sería una canción pesada y que esperaban que el pogo que se alcanzaba a ver desde el escenario se mantuviera y creciera; MaYaN pidió y la audiencia cumplió. Nuevamente la voz de Macrì (quien tuvo una participación más activa que Simone Simmons debido a que la holandesa se encontraba enferma) calmó los ánimos, esta vez con la interpretación de una pieza clásica de Giacomo Puccini, O Mio Babbino Caro. De nuevo todos en el escenario, Mark Jansen pregunta al público “are you ready for Mägo de Oz?!”, una muestra del carisma de toda la banda que junto con su habilidad musical e interacción con el público recompensaron a sus seguidores y consiguieron nuevos adeptos. Ya anunciando que se acercaba el final llegó la última canción propia de MaYaN, Sinner’s Last Retreat, una última oportunidad para que cada integrante desplegara sus habilidades. Finalmente llegó un cover de After Forever, la anterior banda del tecladista Jack Driessen, Follow In The Cry. Entre los aplausos y los gritos del público los músicos se despidieron agradecidos y prometiendo volver en una próxima ocasión.
De nuevo se iluminó el Palacio y el público tuvo media hora para descansar antes de que los españoles de Mägo de Oz salieran al escenario, mientras pasaba el tiempo coreaban el nombre de la banda y del cantante que se va. Nuevamente la oscuridad en el Palacio de los Deportes y una música que da indicios de movimientos en el escenario. Las luces se encienden y uno a uno, encabezados por el baterista Txus, aparecen los nueve integrantes de la banda española que tan pronto se acomodaron en sus respectivos lugares dan inicio a una de las canciones del ya clásico álbum Finisterra, Satania.
Inmediatamente llega otro clásico, este de La Leyenda de la Mancha, Maritormes, que desafortunadamente tuvo un muy mal sonido que continuó a lo largo de toda la presentación de la banda. “¿Cómo estáis Bogotá? ¿Cómo estáis, cabrones?” fue el saludo de José y seguida una más del Finisterra, La Santa Compaña. Probablemente por ser la despedida de su vocalista la banda se concentró en hacer un recorrido por su historia y de sus dos últimos trabajos sólo interpretaron Vodka N’ Roll del Gaia III.
El tiempo apremiaba y no dio mucho tiempo para charlas, al igual que MaYaN, Mägo prefirió comunicarse como mejor sabe hacerlo, a través de la música; así llegaron Aquelarre, en la que fue notoria la voz de Patricia Tapia, y Jesús de Chamberí, del álbum homónimo, la canción más antigua del repertorio de esa noche. Un breve interludio musical dio paso a Alma, del primer álbum de la trilogía de Gaia seguido de uno de los grandes momentos de la noche: el dúo entre Txus y José para La Rosa de los Vientos. El instrumental Sueños Diabólicos puso a los asistentes a saltar y bailar entre ellos con el sonido folk que caracteriza a la banda española.
La voz angelical de Patricia Tapia vuelve a encantar al público, esta vez para interpretar la introducción de El Poema de la Lluvia Triste a la que siguió inmediatamente otra canción de La Voz Dormida, Diabulus In Musica que puso a todos los asistentes a saltar, aplaudir y corear la canción, y hay que decir, de paso, que a pesar de los problemas técnicos la banda nunca dejó de tocar y el público reemplazó adecuadamente las voces de los cantantes siempre que fue necesario.
El escenario se oscurece nuevamente y queda solo José para interpretar las primeras estrofas de la balada Desde Mi Cielo, “ahora que está todo en silencio y que la calma me besa el corazón, os quiero decir adiós. Porque ha llegado la hora de que andéis el camino ya sin mí, hay tanto por lo que vivir”, más de uno de los asistentes deja caer varias lágrimas mientras el cantante se despide con las manos y hace énfasis especial en ciertos fragmentos de la canción.
Para cuando termina la canción los otros miembros de la banda ya están en el escenario y José se despide y se va y deja a Patricia como voz principal en la que fue una excelente interpretación de La Leyenda de La Mancha, si finalmente ella queda como cantante de la banda el golpe no será tan duro. El público ya un poco más animado recibe con gritos y aplausos a José que sale nuevamente para subir los ánimos con otra canción más movida, Hazme Un Sitio Entre Tu Piel.
La banda se toma un momento para descansar y mientras tanto el público aclama a José y grita “¡No te vayas!”, pasa el tiempo y corean también una de las canciones que hizo falta en esta despedida, Hasta Que El Cuerpo Aguante.
Finalmente las notas de piano que marcan el inicio de Gaia anuncian el principio del fin del concierto. A la canción emblema del primer álbum de la trilogía le sigue otra más del mismo álbum, La Costa Del Silencio que trae el siempre presente mensaje ecologista de la banda. El público no tiene tiempo para respirar pues de hacerlo se perderían Molinos De Viento, que hizo vibrar al Palacio pues todos los asistentes saltaron y gritaron con el que es ya uno de los himnos de la banda que estaba dejándolo todo en estos últimos momentos en el escenario, rieron, cantaron, animaron al público y José le puso a todos un sombrero que le arrojaron del público.
Una última pausa, el público y la banda gastaron las últimas reservas de energía con Fiesta Pagana, un brassier voló hacia el escenario y todos satisfechos terminaron esa noche “que no es un adiós, es un hasta luego”, como dijo José Andrëa.
Por Juanita Navarro Páez
Fotos de Mayan por ISHCA FOTOGRAFIA http://www.flickr.com/photos/ishcafotografia/
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